En octubre hicimos un viajito por Cádiz y uno de los pueblos que visitamos fue Jerez de la Frontera. Alquilamos un apartamento precioso, decorado con un gusto exquisito tan sólo una hora antes de entrar en él. Así somos.
Estaba en el centro de Jerez, queríamos pasear y olvidarnos del coche.
Y cuando salí por primera vez del apartamento, una vez dejadas las maletas… ¡flechazo!. Había una librería de segunda mano a tan sólo 15 metros de la puerta. Unas cajas llenas de libros en la puerta y un pequeño escaparate hacían de «luminoso» para mí, pero por lo demás, nada decía que allí dentro había un maravilloso tesoro.
Lo había. Lo hay. Lo habrá.
Entré sola para echar un vistazo, pero en la misma puerta me recibió su propietario. Chencho es un hombre muy peculiar que pone imagen a su librería: «el de la barba». Pero además de todo eso, es muy muy agradable y te hace sentir a gusto en cuanto entras. «¿Has estado aquí alguna vez?» me preguntó, y tal vez esa debería haber sido la pista que me dijera lo que me quedaba por descubrir.
«Entra, entra». «No tengo mucho tiempo, quiero volver esta tarde». «Pues entra ahora y también esta tarde».
Pasillo de dos metros abarrotado de libros, giro a la derecha y hualaaaaa. Buag. Pero cuánto libro. Andar casi hasta el fondo, girar a la derecha y hualaaaaaa. Más y más libros.
Nunca había estado en un lugar en el que hubiera más libros por metro cuadrado. Apilados, puestos aquí y allá, ¿ordenados?… Libros antiguos, otros más nuevos, revistas, cómics, carteles… El paraíso.
No sé si tenéis la misma sensación que yo, pero las librerías de segunda mano que conozco {todas de Málaga}, me suelen parecer demasiado encorsetadas. Todo muy ordenadito, un silencio sepulcral en la librería y a veces, hasta me da vergüenza pedir libros. Sólo se salva el ReRead de calle Victoria que es mucho más libre, ¡y tiene música!. En definitiva, que cuando me encontré en medio de Planeta Zocar, con su desorden, sus libros apilados en columnas, y rodeada «de antiguo», me sentí fascinada.
Le prometí volver por la tarde.
Y por supuesto lo hice. Pero me esperaba una sorpresa más. Cuando entré por la tarde, Chencho estaba hablando por teléfono. Estaba sentado al fondo de la librería y con su voz, tan radiofónica, le daba un puntito aún más romántico al ambiente de Planeta Zocar. Empecé a pasear entre libros, buscando y buscando, mientras que Chencho seguía hablando. De repente, esa conversación de fondo se convirtió en interesante: la palabra fantasma salía a escena {podéis verlo cómo lo grabé en directo en mis historias destacadas de IG, en «Librerías»}.
Un fantasma. Un fantasma, o unos cuántos, en la librería.
Chencho terminó su llamada y me pidió perdón pon no haberme atendido antes. Fue el momento que aproveché para preguntarle cosas sobre la librería. Me dijo que disponía de más de 100.000 libros, que eran un auténtico referente nacional en librerías de segunda mano, que su clientela eran principalmente extranjeros y forasteros {cuánto amo esta palabra}, que creía que les acompañaba un fantasma (Montenegro: pintor de principios del s.XX, gaditano y que pintaba en tablas de cajas de vino y las cambiaba por vasos también de vino), y que la librería se llama Planeta Zocar por él mismo, que es también escritor y pintor y firma sus obras como Zocar.
Pero no se quedó ahí, Chencho me contó como si fuera un amigo de toda la vida, que la llamada había sido una pequeña entrevista antes de que le llamaran nuevamente desde «Espacio en blanco», un programa de radio de rtve.es. Una segunda llamada que también se hizo conmigo allí {¿cuánto tiempo pasé sin darme cuenta?} y que fue la entrevista propiamente dicha que más tarde se publicaría unos días más tarde. Por cierto, aquí os dejo el enlace por si queréis escucharla (a partir del minuto 15:30), así podréis escuchar la maravillosa voz de Chencho. Cuando terminó ésta, me preguntó «¿crees que ha salido bien?, estaba nervioso». Y no sé, pequeños detalles cómo este, me hicieron sentir aún más a gusto en esta peculiar librería. Un gustazo, de verdad.
Por supuesto, compré libros. Tres libritos que rebuscó entres los cientos que había. Cómo sabía donde estaba cada uno no lo sé, pero ese es otro de los secretos de este indescriptible lugar. Una pequeña charla sobre gustos lectores y distintos autores fueron otro pequeño regalo.
Y fue así como descubrí Planeta Zocar, a modo de experiencia maravillosa. Cuando vuelva a Jerez sin lugar a dudas será visita obligada, a ver cómo está Chencho y que tal se porta el fantasma. Yo no digo nada, pero si fuese una de vosotras… no me lo perdería.
4 Comments
Si te digo que tus palabras (sobre todo la parte en la que entras por primera vez en ese pequeño gran «Planeta») me han emocionado, ¿me creerías? Según lo contabas, me daba la sensación de estar allí… puede que haya gente que piense que es raro o una bobería emocionarse por estas cosas, pero es que estos sitios son tan especiales y tan la excepción, que me parece super bonito descubrirlos y que encima lo cuentes tan bien.
Recuerdo perfectamente que contesté a tu stories por IG ¿libros y fantasmas? ¡Siempre es un sí enorme! 🙂 y es una librería que tengo apuntada en mi cuaderno de notas para visitar en cuanto pueda hacer una escapada.
Hoy he tenido doble ración de <> y estoy encantada: libros y viajes (por cierto, preciosa entrada y otro destino que me apunto para el futuro) , no puedo pedir más para este sábado en modo zen.
¡Feliz fin de semana linda!
Muchos besotes.
Subidón de energía gracias a tu comentario. ¡Mil gracias!
Hay mil sitios que nos ponen los pelos de punta en cuánto entramos o estamos allí, pero en las librerías y bibliotecas se repite bastante a menudo, ¿por qué será?. ¡Porque nos encanta! Me encanta también dar con alguien que sabe lo que se siente en lugares así.
Y apunta, apunta Eslovenia, aunque por apuntar deberíamos hacerlo con todos los países del mundo. Por suerte, todos tienen algo. Perdóname, aún me dura la adrenalina del viaje, ¡quiero seguir!!
Un besazo enorme.
¡Qué gustazo de librería! Estoy escuchando a Chencho mientras escribo (voz radiofónica total) y me encantaría ir a verle y llevar una lista con lo que quisiera…
Forastero, vichear… esas palabras tan ❤
Qué bonito leer tu experiencia y el amor por sitios así. Un gustazo.
Un beso grande.
Vichear!!!! Sale en el podcast y estoy contigo: amor total. Otra que me encanta y que se puede considerar sinónimo de «vichear» es «gulismear», que también me apasiona, aunque a esta última le encuentro además un sentido de «la vieja del visillo» 😉
Me voy por las ramas.
Te gustaría estar en aquel lugar. Te veo….
Un beso enorme.