Hasta pronto Marruecos

¡Hola, estoy viva!!! Por fin saco hueco para escribir un ratito… Me hubiese gustado hacerlo mucho antes, pero es que no todos los días se tiene un «fin de etapa» tan importante como el de estas últimas semanas. Y es que, tras tres «interesantes» años (si, digamos «interesantes»), mi trabajo en Marruecos ha terminado. El hecho de que éste no haya concluido totalmente hace que la partida sea un poco triste, sobre todo porque se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo, pero la vida sigue…Soy de las que opinan que los cambios son buenos, así que aquí estoy, ¡esperándolos!

Cómo homenaje a esos tres años, hoy escribo estas letras. Quiero hablar de lo que nunca olvidaré, de lo que mi memoria selectiva no desechará, de lo que me hará volver a Marruecos desde mi sofá…

• Me quedo con los niños. Esos niños con una eterna sonrisa a pesar de no tener casi nada. Esos otros de cinco o seis años que cuidan cada día a sus hermanos pequeños. Con los que andan kilómetros y kilómetros para ir al colegio. Con aquellos que no llegan a 1 metro de altura pero llevan cada tarde el ganado a casa. Con los que se aprendieron mi nombre el primer día, y que más tarde me gritaban: ¡Bonjour María…!. Con todos y cada uno a los que he visto crecer… Con los pillos, los risueños, los introvertidos y asustadizos que se escondían tras las piernas de su mamá. ELLOS son los protagonistas de mis sentimientos más encontrados y nunca los olvidaré.

• Me quedo con las mujeres. Mujeres superpoderosas. Mujeres trabajadoras día y noche. Mujeres incansables. Todas y cada una de las que trabajan sin levantar la cabeza cada día en el campo. Aquellas que recogen fresa con sus bebés a la espalda. Las que transportan leña, las más mayores sobre todo. Las que lavan cada día en el canal. TODAS las que terminan el trabajo y siguen trabajando en casa por norma. Me quito el sombrero ante ellas, por TODO.

• Me quedo con la generosidad DE TODOS. Recuerdo que apenas llevaba dos semanas en Marruecos cuando me regalaron un gigantesco saco de cacahuetes. (¿y que hago yo con un saco de cacahuetes? , fue repartido y no desaprovechado, no os preocupéis). ¿Cuántas veces se han acercado a traernos té? Riquísimo té. Más de una vez, cuando empezaba a bajar el sol y aún nos veían trabajando, se acercaban para invitarnos a cenar a sus casas . GRACIAS, por darlo TODO.

Y más. Porque tres años dan para mucho.

He alucinado con la capacidad que tienen para aprender idiomas. También su capacidad de adaptación ante cualquier situación. Voy a echar de menos al frutero que siempre me hablaba en árabe para que poco a poco fuese aprendiendo, por eso y por siempre hacerlo con una sonrisa. El AZUL, tooooodo azul, también el cielo, el mar.

En el tema más personal, me quedo con la fuerza, alegría y estabilidad que E me da cuando está a mi lado, y  Marruecos ha sido nuestro punto de encuentro, así que no lo olvidaré. Me quedo con esos fines de semanas tranquilos en los que podía leer, leer y leer… ¿volverán algún día?. Me quedo con los buenos momentos que he disfrutado con los que se han acercado desde España para visitarnos: mi hermanita y su amore, sobris, amigos, tíos…¡gracias a todos, porque las aventuras en Marruecos son más divertidas si son con vosotros! Me quedo con un maravilloso viaje al desierto en muy buena compañía: la noche en el desierto fue sencillamente inolvidable, ¡y su cena!.

Así que la nostálgica empedernida que ahora escribe se alimentará por mucho tiempo de momentos vividos en Marruecos. Los buenos y los malos, porque estos últimos también aportan.  No quiero despedirme, me pone triste. Espero volver, y cuando lo haga será para disfrutar de un país de contrastes, un país enriquecedor… ¡HASTA PRONTO!

 El reto continúa:  #19de52

Mil besos, una bloguera eventual.