La historia de la guerra es una historia de cuerpos muertos. Eso es lo que es la guerra: cuerpos que matan otros cuerpos, cuerpos que son matados.
Algunos de esos cuerpos son de mujeres y niños, como efecto colateral, podríamos decir. Lluvia radiactiva, metralla, napalm, violación y ensartamiento, mecanismos antipersonas. Pero la mayor parte de los cuerpos muertos son hombres. También la mayor parte de los cuerpos que producen la muerte.
¿Por qué quieren los hombres matar los cuerpos de otros hombres? Las mujeres no quieren matar los cuerpos de otras mujeres. En general. Que sepamos.
Aquí van unas cuantas razones tradicionales: Pillaje. Territorio. Sed de poder. Hormonas. Subidón de adrenalina. Ira . Dios. Bandera. Honor. Indignación justificada. Venganza. Opresión. Esclavitud. Hambre. Defensa propia. Amor; o el deseo de proteger a las mujeres y niños. ¿De qué? De los cuerpos de otros hombres.
Lo que más temen los hombres no son los leones, ni las serpientes, ni la oscuridad, ni las mujeres. Ya no. Lo que más temen los hombres es el cuerpo de otro hombre.
Los cuerpos de los hombres son lo más peligroso que hay sobre la tierra.
El fragmento anteriormente citado corresponde a una parte de uno de los pequeños relatos literarios que componen Asesinato en la oscuridad de Margaret Atwood. Una auténtica maravilla, ¿verdad?. Aunque tengo cosas que contar…
Se trata de mi primer libro leído de la autora. Inevitablemente fui a la biblioteca buscando El cuento de la criada. Mi intención era leerlo antes de ver la serie. Tal vez en otra vida, porque cuando un libro está de moda, la biblioteca es «ciudad sin ley»: ¿pero cómo lo consigue la gente?. Yo, al menos, jamás. Total, que me decidí por Asesinato en la oscuridad y así empezaba a conocer a Atwood.
Pero no, señoras, no.
Como si no la conociera.
A mi me gustaría ser de esas personas que os hablara aquí del significado de este libro, de las figuras a las que evoca, de su ironía… Pero no, señoras, no; yo no me he enterado de «ni papa».
Algunos de los relatos eran tan complejos que he leído y releído, y yo me he quedado igual. Hablan de todo: de mujeres, de hombres, de cuentos conocidos reinventándolos, de animales, de momentos… Algunos de ellos {los menos} son fáciles de entender {¡el que cito es uno de ellos!, además de precioso} y en muchos otros hay citas realmente impresionantes y que he ido anotando en un libreta, ¿pero en general? No, señoras, no.
Ojalá algún día sea de esas personas que consiguen entender este libro. Que disfrutan con cada uno de sus relatos, que redacten una reseña cuidada e interesante que atrape a la lectora que eres. Pero hoy por hoy, yo soy de las que me quedo sin entender este libro. Tal vez pensáis por qué me he decantado entonces para hablar hoy en el blog de este libro. Y yo os digo:
¡¡¡Porque si, porque esto es real, porque no todos los libros se pueden entender o te tienen que atrapar, porque a pesar de todo, también merece la pena, para que te enteres que no eres una p* crack literaria, para que espabiles y leas más, leas distinto, y para que te entre el gusanillo y sigas leyendo a la autora, a ver si es ella o eres tú!!!
Con este parrafada en negrita y exclamaciones abogo por hablar en los blogs de esos libros que a veces son demasiado complejos o sencillamente no gustan al autor del blog. A mi parecer ayudan al que está en la otra parte a conocer mejor al que escribe, y a creer más en el blog. También es un llamamiento a atreverse, a intentarlo con cualquier libro, a no tenerles miedo o respeto. ¿Y si no, para que leemos?
En resumen, que tengo asignatura pendiente en mi relación con Atwood, que me va a costar otro libro más «empezar» a conocerla, y ¡que no sé cuándo en mi vida voy a poder ver la serie! {arrrgggg, lo deseeeeo, pero he decidido no hacerlo hasta que lea la novela}
Dos tacitas por su complejidad, no por ser un mal libro. Pero qué importante aclararlo, ¿no?.
6 Comments
Como fan de Atwood te diré que me ha gustado mucho tu sinceridad y aplaudo completamente que expreses como te sientes tras esta lectura.
Muchas veces la «presión social lectora» hace que : primero, leamos por obligación algo que a lo mejor no nos apetece en ese momento y segundo, si nos apetece la lectura, pero no nos gusta, o no es lo que esperábamos, nos frustremos por no coincidir con la masa.
Esto me parece súper triste, porque al final no se disfruta. Desde mi punto de vista leer es una experiencia, independientemente de que te guste o no la lectura escogida, siempre se aprende algo de un libro, a mí me encanta salir de mi zona de confort lector y ver qué encuentro. Así que ¡bravo!, ojalá más reseñas como estas que vuelvan humanos a todos los lectores xDD
En cuanto al libro, este no lo he leído aún, pero sí que es de los más complejos, (la mayoría de sus relatos van en esa línea). Si te apetece darle otra oportunidad a la autora, te recomendaría empezar por Alias Grace , Penélope y las doce criadas (es un retelling de la Odisea contada desde el punto de vista de Penélope) o El asesino ciego, ambientado en la época de entreguerras y mi favorito. No sé si los encontrarás en la biblioteca, excepto Alias Grace que lo han reeditado el año pasado, el resto están descatalogados en castellano, en segunda mano no sé si quedará algo.
Y después de la parrafada, (lo siento) te envío un besote enorme. ^^
¡Dime de una bloguera a la que no le gusten las parrafadas!
Gracias por escribirla, no sabes que alegría.
Y sé que eres fan de Atwood y por supuesto voy a seguir leyéndola. Me decanto por El asesino ciego, porque aquí “la menda lerenda” no se sabe la historia de la Odisea {por dibujitos, un poco. ¡Lo que tienen las ciencias!}. Te cuento si la leo pronto.
Yo he dado puntuaciones terribles a libros con una crítica estupenda, y también exactamente lo contrario. En mi opinión, los libros tienen algo especial, y es que no son planos. Puedo leerlo hoy y odiarlo, y puedo leerlo en el futuro y encantarme. Porque un libro está unido a las circunstancias, a las vivencias, a sensaciones. Y lo que hoy no entiendo, tal vez lo entienda en el futuro. En el caso de “Asesinato en la oscuridad” no sé si lo entenderé algún día, pero que me abra los ojos y me diga que hay libros muy “a otro nivel”, a mi ya me “enseña”.
Mucha letra y creo que no he dicho nada.
Un besazo grande.
Hola, M. Ángeles:
Por partes: el fragmento que has elegido no tiene desperdicio. Quizá por eso a mí también me gusta probar a leer a estas autoras que, además de una historia, te llevan a la reflexión.
Segundo, he leído tu reseña-confesión con una sonrisa porque es cierto que, a veces, leemos libros que no entendemos, a los que no les pillamos el truco. Me pasó con La insoportable levedad del ser, de Kundera, por ejemplo. Y es cierto que es frustrante, porque donde deberías de ver «simbolismo», «mensaje», solo ves que no entiendes lo que quiere decirte el autor.
Quizá sí deberíamos ir a nuestros blogs y contarlo sin que nos dé vergüenza confesar que no lo hemos entendido o que no ha sido la lectura que esperábamos… (aunque por cuestión de tiempo yo sigo haciéndolo solo sobre las lecturas que creo que me han merecido la pena :/ )
Y, por último, me quedo con tu mensaje en negrita. Leer también es eso. Atreverse, probar, cambiar de géneros… Yo estoy en ello 😉
¡Gracias por la sinceridad!
Un beso.
Hola Lidia 😉
La verdad es que marqué más de un fragmento entre los relatos del libro. Todos era muy chulos, o será que como los comprendí, me parecían aún más geniales; pero este lo elegí porque me pareció uno de los más comprometidos. Me gustó e inmediatamente pensé en traerlo al blog. Fue él el que hizo que escribiera esta reseña, y me atreviera a contar el resto. Me encanta que lo hayas citado.
La insoportable levedad del ser es complicada también. A mi me costó, pero aunque no lo entendía todo y aunque la lectura fue bastante lenta, al menos me solidaricé con algunos de sus personajes y ello me hizo leerlo hasta el final. Y totalmente de acuerdo en que es frustrante no entender todo ese simbolismo.
Y tu estás muy en ello. Estás creciendo como lectora de una forma exponencial, y ¡te admiro por ello!.
Besazo grande y mil gracias por venir. Nunca me cansaré de decirlo.
Enhorabuena por tu honestidad. Desde luego, lo tuyo no es el postureo. Aquí es que parece que todo el mundo es un letraherido que desayuna a Proust, merienda a Joyce y cena con John Barth. Pues no, hay libros que resultan ininteligibles y aburridos y lo que un bloguero tiene que hacer en mi opinión es contar su experiencia personal con un libro en particular, para ayudar a otros lectores. Bravo, de verdad. Hacía tiempo que no veía yo una entrada tan sincera en un blog español.
Holaaaaaa.
«Aquí es que parece que todo el mundo es un letraherido que desayuna a Proust, merienda a Joyce y cena con John Barth»: pero que CRACK que eres!!!!
Yo contentísima de que te haya gustado y de que además hayas «perdido» parte de tu tiempo comentándolo. Desde aquí te lo agradezco muchísimo y tus palabras, además, me han dado una inyección de motivación.
Mil gracias por pasarte por aquí, ¡bienvenida!.